Virgen María
Si la misma Trinidad no quiso prescindir de una Madre, ¿cómo podría el Carmelo vivir sin ella? Por ser una de nosotros, para un Carmelita, la Virgen, además de Madre, es también originalmente llamada “Hermana”.
Santa María del Carmelo lleva en su hábito, el color de nuestra tierra, pero vestida de Sol, es decir: vestida de Dios -en el símbolo de su clara capa, cubriendo el sayal marrón-.
Los frailes y monjas carmelitas, sentimos el orgullo y el fiel compromiso de llevar su hábito y cuanto él significa: una rica y sana espiritualidad que, cuanto más hunde sus raíces en la tierra modelada por el Creador, más se eleva hacia el Cielo.
En María, todos somos “Tierra Prometida”, en la que Dios se goza mientras disfruta, como Niño pequeño, en los seguros brazos de su elegida Madre.
Toda persona perteneciente a nuestra Orden, está llamada a abrazar inseparablemente a Jesús y estrecharlo junto a su corazón, tal como nos lo enseña María.